No me interesan las revistas indexadas

La pura verdad, escribo sólo en aquellas en que algún amigo o amiga participa y me invita, sea indexada o no, ni si quiera pregunto eso. No me motiva cuando alguien me invita y su carta bajo la manga es la virtud de ser indexada, lo que ayudará a formar una carrera profesional y ser reconocido entre los pares. Lo que menos busco es el reconocimiento de los pares, más bien fastidio a esos pares, es más, no son mis pares aquellos. No obstante ello respeto a varios, más bien a pocos, intelectuales que han hecho un buen trabajo conquistando la autonomía del pensamiento, convirtiéndose en verdaderos librepensadores sin necesidad del fuero de la indexación.
No por ser un artículo indexado es bueno, por el contrario suelen ser malos, aburridos y alejados años luz de la realidad. Nadie los lee a pesar que se encuentran fácilmente en internet. Los únicos que los leen completitos son los mismos académicos que andan detrás de la indexación y llevan una cuenta de las veces que los han citado.
A la mayoría de los estudiantes no les es atractivo leer y participar en revistas indexadas, los requisitos son eternos, es la primera censura. A la gente fuera de la academia no les interesa si lo dicho fue escrito o no en una revista indexada, sólo les interesa si lo que se lee es novedoso y convincente. Las formalidades sirven, pero cuando agobian el hondo respirar de la reflexión, su destino debe ser el tacho de la basura.
La defensa por la autonomía del campo intelectual, en su producción de conocimiento, se vio tan ensimismada pensando que sus propios métodos formalistas conducirían a la emancipación de la sociedad, sin embargo ese mismo formalismo intentó reducir el mundo a un tubo de ensayo para observar lo que a sus ojos estaba dado, como lo han hecho las revistas indexadas. Ante ello, la sociedad completa ha debido emanciparse de los métodos emancipatorios del campo intelectual. Y esa emancipación ha sido nefasta, ha conducido a la sociedad, o parte de ella, a niveles de empobrecimiento intelectual vergonzosos, demás está decir que la realidad no cabe en un tubo de ensayo.
Hay personas, y me sumo a ellas, que han visto que el trabajo verdadero emancipatorio está en todas partes y en todas las formas de reflexionar la realidad, y no sólo en aquellas que prometen un prestigio y una carrera, que siempre son mentiras. Por lo que hay que invadir con ideas todos los espacios, que proliferen las revistas y en ellas el desacuerdo.
Me he visto gozosamente involucrado en dos revistas hasta ahora. La primera es la Revista a89. Inútiles por defecto, subversivos por necesidad (la pueden visitar en el catálogo de www.a89.cl y en https://issuu.com/revistaa89). La revista pertenece obviamente a Ediciones a89, vamos en su tercer número y el cuarto está en el horno a punto de la cocción. Esta revista la pensamos con Juan Gianelli con temas bien puntuales para cada número, sin embargo esos temas no cierran las posibilidades de reflexionar libremente, sino al contrario, cada tema abre la posibilidad de reflexionar cualquier actividad cultural a partir del tema propuesto. Si no soy claro lo explico con el ejemplo: el tema del primer número es la educación, invitamos, como en todos los números, a algunos amigos repartidos por nuestro continente a que se inspiraran en escribir sobre educación, algunos contaron cuentos, otros historias de vida, otros análisis políticos, etc. Así cada uno de los que escribieron lo hicieron pensando en sus propias mañas escriturarias, en sus propias limitaciones reflexivas, relacionando la educación con lo que se les ocurriera. Pasó lo mismo con los otros números de la revista con temas de la comida en Latinoamérica y la música también en Latinoamérica. El cuarto número va con el temazo de los inmigrantes por Latinoamérica.
La segunda revista en la que me he visto involucrado gustosamente es la que estamos organizando con un grupo de mis estudiantes de Historia de la Universidad ARCIS. La revista se llama “disLOCAd(os)” y pueden visitarla en www.dislocados.cl. Algunas de las intenciones de la revista es dislocarse de todo tradicionalismo conservador y censurador, no intentamos imponerle nuestras visiones a nadie sino tan sólo compartirlas, incluso dudar de ellas; queremos saltar del campo de la historia en la reflexión histórica y abarcar con la mirada el campo cultural y sus variedades de expresiones.
Les invito a mirar estas dos revistas que están cóctel, para que no se aburran con las indexadas.